7. Educar en casa

Desde hace unos años, cada vez son más las familias que optan por educar a sus hijos en casa y, aunque todavía se trata de un grupo reducido de gente, la situación genera gran polémica en los debates acerca de la educación. Más allá de los pros y los contras que pueda tener este modelo educativo en lo que se refiere a la calidad del aprendizaje de los jóvenes, la situación legal actual en España no contempla de manera comprensiva esta práctica, que puede incluso ser sancionada. De hecho, podría considerarse la situación de muchos de los niños que participan en el llamado "homeschooling" como un caso de desescolarización, pudiendo llegar a estimarse como un delito penado. El sistema en el que los jóvenes deben ser formados hoy en día parece bastante reticente ante la idea de dicha educación alternativa. Sin embargo, las ventajas que puede presentar este novedoso aparato educativo son interesantes. Entre ellas, la más evidente es la capacidad de flexibilidad y adaptación al alumno con respecto a los contenidos aprendidos. Fuera del sistema, no existen muchas de las trabas de nivel que se imponen a los estudiantes en los centros educativos. Esto puede ayudar a que, aquellos alumnos que tengan una mayor facilidad en un área de conocimiento específico, tengan la posibilidad de desarrollar con mayor rapidez y profundidad sus competencias. De este modo, podríamos estar facilitando la formación de individuos más capaces para la sociedad. 

Una de las pegas más habituales que se pone a este modelo viene sugerida desde el punto de vista de la capacidad de socialización de los niños educados en casa con otros individuos pertenecientes a los ámbitos externos al hogar. Este argumento es fácilmente deslegitimado teniendo en cuenta que muchos de estos pupilos participan en actividades comunitarias relacionadas con el ocio, la formación artística, etc. Educar a un niño en casa no significa encerrarlo en una habitación llena de libros, sino facilitarle, en medida de lo posible, cualquier medio que pueda convertirlo en un individuo más apto, y que la ecucación estatal quizá no le brinde.