16. Sobre cómo tratar con alumnos disruptivos

 Uno de los problemas con los que habremos de enfrentarnos los futuros profesores tiene que ver con la existencia de factores que impiden una práctica fluida en lo que se refiere al desarrollo de nuestras lecciones. Existen muchas maneras de arruinar una clase y, suponiendo que seamos profesores ideales, algunas de ellas se originan en los alumnos. Una vez nos hayamos asegurado de que la causa del problema no se localiza íntegramente en el profesor, nos encontramos con una serie de casos que tienen que ver principalmente con la desviación de la conducta de nuestros alumnos. Como digo, en muchos casos, está desviación tendrá que ver con un problema nuestro como profesores, pero habrá ocasiones en las que cierto tipo de alumnos ocasionen dificultades a mayores en la cohesión del grupo. Siempre ha habido alumnos que tendían a intentar arrebatar la posición de liderazgo del profesor. Esta clase de alumnos, además de ser un problema directo para el profesor, que ha de definirse como autoridad principal, impiden el aprendizaje del resto de sus compañeros. 

Existen, a mi parecer, dos vías de acción generales que suelen mencionarse cuando surge algún problema de este tipo. Cuando un alumno desafía nuestra autoridad en el aula, se nos dice que podemos, o bien hacernos amigos de este macarra de turno, o bien tratarlo con mano dura. Obviamente parece que la primera solución parece la más políticamente correcta. De hecho, si podemos evitar el conflicto consiguiendo el beneplácito de nuestro alumno disruptivo, será probablemente una solución mucho más efectiva que si generamos un enfrentamiento con él desde el primer momento. Tengamos en cuenta que, en caso de optar por castigar o poner en evidencia a este cabecilla de grupo, seguramente nos ganemos su odio para el resto del curso. Esto último no es algo que nos vaya a beneficiar precisamente, pues probablemente una gran parte del resto del grupo de clase se posicionarán a su favor y perderemos su simpatía también. Por tnato, quizá la mejor solución sea intentar manejar al chaval sin enemistarnos desde el principio, dejando clara nuestra autoridad sin poner en riesgo su imagen pública. No queremos, como profesores, influir en las relaciones privadas que tienen nuestros alumnos fuera de clase, pues es algo que no nos compete. Debemos trabajar a través del aula y el colegio, que serán nuestros espacios seguros para poner en práctica del mejor modo posible nuestra autoridad. El profesor no es un carcelero que dispone de la libertad de los alumnos a su antojo, sin embargo debe hacer respetar su sitstema y entorno principal, el aula

Una posible vía de investigación que resultará de gran utilidad para el profesor, será la de buscar los medios más apropiados para ganarse el favor del alumno disruptivo. No será fácil tratar con este tipo de sujetos, sin embargo, no tenemos otra opción y la mano dura puede jugarnos en contra si buscamos conseguir un clima de motivación y aprendizaje.

Comentarios

Entradas populares